Presumir el precio del menú apaga el romance en citas amorosas

Mencionar el precio del menú apaga el romance en citas amorosas

Sé que nunca se te había ocurrido que el simple hecho de mencionar los precios del menú en una cita hará que la chica pueda perder el interés o se pierda el romance. Esto descubrió  James Heyman, profesor de la universidad St. Thomas. En este estudio hizo un análisis sobre las normas sociales y del mercado, y las repercusiones de mezclar estas reglas en áreas laborales, personales y amorosas. Donde los resultados no solo mostraron que mencionar el costo de la cena puede apagar el fuego con una chica, sino que también cómo podemos utilizar regalos y compensaciones, para que que nuestros amigos y/o empleados trabajen mejor o nos hagan favores.

 

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Antes de explicarte el experimento que utilizó para llegar a estas conclusiones, me gustaría visualices esta escena. Una pareja se encuentra celebrando su 2dso aniversario de novios, la mujer prepara con mucho amor la comida favorita de su pareja, agrega velas aromatizantes en toda la casa, usa ese vestido que tanto le gusta e incluso prepara un rico postre de chocolate. El novio llega y disfruta de toda la experiencia que su novia le preparó. Come cada uno de los ricos platillos, bebe dos copas de fino vino tinto, se come hasta la última rebanada de ese postre de chocolate y tienen sexo apasionado después de la cena. Al finalizar el chico saca su cartera y le dice ¿Amor, cuánto te debo por todo esto? A lo cual la mujer estalla en cólera, le grita e incluso termina la relación. 

 

La pregunta aquí es,  si la mujer invirtió tiempo y esfuerzo ¿Por qué no aceptar el dinero? Bueno, aquí es donde el Heyman nos explicara la diferencia entre las normas sociales y del mercado. Además de como sacar ventaja sobre esto en el trabajo, amigos y en el amor.

 

¿Por qué no es bueno mencionar el precio del menú en una cita? 

Para responder a esta pregunta es importante hablemos del experimento realizado por James. Donde se le pidió a grupo de voluntarios que realizaran una tarea sumamente aburrida en el computador. En la prueba se encontraba un circulo de lado izquierdo y un cuadrado de lado derecho. La tarea era simple, lo único que debían hacer era arrastrar (drag and drop) el círculo dentro del cuadro. Ellos tenían 5 minutos para arrastrar la mayor cantidad de círculos que pudieran. Aquí es cuando se pone interesante, donde utilizo 3 grupos de prueba y a cada uno les pagaría diferente, para ver si esto afectaba el desempeño de la tarea:

Experimento normas morales y del mercado _ James Heyman

 

 

  1. Grupo A = Les pagaría 5 dólares 
  2. Grupo B = Les pagaría 50 centavos 
  3. Grupo C= No se le pago nada, solamente se le pidió que trabajaran gratis cómo favor. 

 

Los resultados fueron los siguientes:

 

  1. Grupo A = 159 circulos
  2. Grupo B = 101 circus

 

¿Pero qué pasó con el grupo que no se les ofreció dinero? Bueno los resultados mostraron que ellos arrastraron en promedio 168 círculos, mucho más que aquellos que se les ofreció 50 centavos e incluso poco más que aquellos que se les dió 5 dólares. 

 

Puede ser que de alguna manera pudieras intuir esto, donde las personas trabajan más por su buena voluntad. Eso podría explicar por qué cuando le pides el favor a un amigo y ofrecen pagarle ellos se molesten o no accedan a hacerlo. La explicación que llegó el profesor Heyman es que cuando nos ofrecen dinero cambiamos las normas sociales por las normas del mercado. Esta relación no es necesariamente mala o malvada -de hecho, esto incluye autosuficiencia, inventiva e individualismo- pero implican beneficios comparables y pronto pago (Ariely, D). Donde ahora ponderamos la actividad por el valor relativo percibido. En otras palabras ¿Cuánto vale realmente hacer ese trabajo? 

 

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Esta es una de las razones por lo cual recomendamos en artículos anteriores, que en las primeras tres citas tengas un presupuesto máximo de 500 pesos mexicanos. Esto evita que te frustres y mal interpretes las normas sociales por las del mercado. Hay hombres que invita a las chicas a restaurantes caros desde la primera cita sin obtener nada, así continúan hasta la 4ta cita donde ello sienten que la mujer les debe al menos un beso por el monto que se ha invertido en ella, pero esto ¿cómo la haría sentir? ¡Claro! Como una puta o fácil. 

 

¿Qué pasaría si en vez de dinero ofrecemos un regalo? 

Es probable que ya vayas entendiendo por qué mencionar el precio del menú afectará la velada romántica, pero no quiero spoilear el final. Antes quiero contar el final de este fabuloso experimento. 

 

En esta ocasión James utilizó un nuevo grupo de personas, para realizar el experimento pasado. Ahora, la diferencia sería que en vez de darles una remuneración económica se les daría un regalo. Ejemplo, reemplazo los 50 centavos por una barra de chocolate snickers. Entonces, fue así que quedaron los grupos en esta ocasión:

 

  1. Grupo A = Chocolates Godiva (con un valor de 5 dólares)
  2. Grupo B= Un snickers (con valor a 50 centavos) 
  3. Grupo C= Una barra pequeña de Snickers (con valor a 10 centavos)

 

Los resultados fueron algo de sorprender, donde los participantes realizaron la siguiente cantidad de círculos:

 

  1. Grupo A = 169
  2. Grupo B = 168
  3. Grupo C = 162

 

La diferencia fue mínima entre entre grupo y grupo. Lo interesante es que el regalo tuvo mejores resultados que dar dinero. 

 

Es probable que si a una persona le das la opción de escoger entre dinero o un regalo del mismo costo, lo más probable es que elija el dinero. Pero recordemos que 93% de las decisiones se hacen inconscientes y 7% conscientes. Los experimentos avalan la premisa que en cuestión de favores personales es mejor utilizar regalos que dinero. 

 

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¿Qué pasaría si mencionamos el precio del regalo? 

Ahora, por fin hemos llegado al punto que tanto habíamos esperado y que por fin contestara la pregunta por la cual escribimos este artículo. ¿Qué pasaría si mezclamos las normas sociales con las normas del mercado? En otras palabras, qué sucedería si les comentamos a los participantes del experimento el costo del regalo. Bueno, el profesor James realizó un 3er experimento para responder esto.

 

Utilizando un nuevo grupo de personas, para realizar el experimento pasado. Ahora con la variable que se les menciona el precio de los regalos. Los resultados fueron impresionantes. Como era de esperar las personas carecían de motivación, donde las normas sociales pasaron a segundo plano y ahora se utilizaron las reglas de mercado. En otras palabras, los participantes respondieron como si se les hubiera pagado. 

 

  1. Grupo A = 159 circulos
  2. Grupo B = 101 circulos

 

Ahora, tomando todo lo que hemos hablado en este artículo. Podemos entender por qué mencionar los precios del menú en una cita romántica hará que ella pierda el interés o se sienta una cualquiera. Sé que los precios se muestran en la carta a lado de los platillos, pero obviar lo obvio hace que las mujeres entren en estado de alerta. 

Presumir el precio del menú apaga el romance en citas amorosas

 

Una parte de su mente hará una ponderación sobre su valor percibido, este valor lo damos a los demás y nos lo damos nosotros mismos. En otro estudio sobre atracción y sex appeal se mostró cómo las personas asignan este valor y se emparejan con aquellas personas de la misma calificación.

Para esto se les pidió a un grupo de 10 hombres y 10 mujeres que utilizan unos trajes especiales que los hacían ver estéticamente neutros. También se le asignó un número aleatorio del 1 al 10 (donde 1 era el más bajo y 10 el más alto) a cada uno de ellos. Se tendrían que parar los hombres frente a las mujeres, donde la actividad consistía en conseguir emparejarse con el número más alto posible sin usar palabras. 

Los resultados de este experimento mostraron que el emparejamiento se realizaba con números iguales o muy cercanos a ellos, ejemplo un 9 con un 10 o un 5 con un 6. En otras palabras, elegimos parejas que se asemejen al valor percibido o se encuentran en nuestra liga. 

Cuando mencionamos el costo de las salida en una cita, inconscientemente programamos a la chica a que haga este cálculo matemático y diga ¿Yo valgo una cena de $200 pesos? ¡Puedo aspirar a más! Pero cuando evitamos hablar de costos apelaremos a las normas sociales, donde evitaremos ponerla en un estado de alerta y que se sienta una puta o poco selectiva. 

 

Acerca de Alberto Ortiz (73 Artículos)
Hola mi nombre es Alberto Ortiz, licenciado en psicología del comportamiento humano y mercadotecnia. Originario de Guadalajara, México. Tengo 32 años de edad (aunque no lo parezca). Soy creador de contenido de medio tiempo, donde actualmente tengo varios sitios web incluyendo uno de deportes en el cual puedes descargar nuestro nuevo ebook. También he participado en la creación de un ebook de inversiones en la bolsa y estuve trabajando los últimos años en la bolsa de valores.

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